Conquistador de mundos, feliz y viejo viajero, se enfrenta al joven angustiado, que no quiere que la anciana muerte, compañera del conquistador de mundos, alcance su hogar.
En la lucha, viajará el joven a través de las estrellas y encontrará otros planetas, otras naciones, otras gentes. Y todo será nuevo y hermoso para él. Y lo defenderá con su propia vida. Volará y encontrará a la que será su amada princesa... y será feliz, porque el inmenso dolor y la angustia que siente, los velará la esperanza. Y él se atreverá con todo. Superará sus miedos y luchará sin pedir descanso. Jamás pedirá descanso, porque su felicidad será la Justicia. “Aquel que tiene una mujer que le ama y amigos que luchan a su lado, lo tiene todo. No se puede quejar”, pensará. Y volará en su nave estelar, en pos de la Justicia: “Más allá de la oscuridad del espacio está la Luz, la verdadera Luz”. Y llorará dando gracias a Dios. No sé si vencerá al viejo conquistador de mundos, pero sí que se dejará la piel intentándolo. Y cuando la guerra imponga un descanso, aprovechará para bailar un vals con la mujer amada o cantará con los amigos, apoyando los brazos en sus hombros, siempre en la cubierta de la nave. Y todo el dolor que siente, pues siente los males del Universo como propios, quedarán velados por la esperanza y el gozo del amor infinito. Y será joven por siempre. ¡Joven por siempre, pues sobre él habrá puesto su mano El Que Todo Lo Hace Nuevo! Y un día, quizá después de la muerte, empezará a bailar con la mujer a la que tanto amó, y no terminará jamás. Y será completamente feliz pues, desechado el dolor, en su corazón sólo habrá sitio para el más puro de los gozos.
miércoles, 2 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)