A Fulana le llegó la Fiesta de la Vida y los demonios y los ángeles fueron a visitarla. Entonces, el Jefe de los Ángeles le dio un regalo, cuidadosamente encerrado en una hermosa envoltura. Cuando recibió el regalo, se le acercaron todos felicitándola. Los ángeles querían que Fulana abriera el regalo, para ver qué había dentro, pero los demonios empezaron a alabar lo bien que éste había sido envuelto, la belleza del papel usado, la delicadeza de los cordones y hasta los más ínfimos detalles de la rosa que tan cuidadosamente había puesto allí el mismísimo Jefe de los Ángeles. Sí, los demonios alababan aquel trabajo y felicitaban a Fulana por ser la poseedora de un regalo tan bien envuelto.
Los ángeles querían que Fulana rompiera el envoltorio y descubriera el regalo de dentro.
-Seguro que vale mucho más, seguro que es único e irrepetible – insistían en decir, pues confiaban en su jefe.
Fulana preguntó qué debía hacer al Jefe de los Ángeles. Él respondió:
-Yo te he hecho un regalo y me gustaría que lo aceptaras, pero lo que hagas con él entra dentro de tu libertad.
Entonces Fulana preguntó a los demonios y estos respondieron:
-Eres la más afortunada porque tu regalo tiene el más bello envoltorio. Todos querrán venir a visitarte, a asombrarse de tal belleza y a felicitarte a ti, porque tú, y no ellos, eres quien tiene este hermoso envoltorio. Nosotros mismos te felicitamos por haber recibido un regalo tan bien envuelto. Pero si quieres saber lo que hay dentro, tendrás que romper la envoltura y toda su belleza se perderá y entonces nadie te alabará ni te reconocerá. Al contrario, si se enteran de que echaste a perder tanta belleza, se reirán de ti y te verán como una tonta.
Fulana pensó que todo aquello era Verdad y decidió colocar el paquete, sin abrir, en el lugar más visible de su casa. Nunca supo en qué consistía aquel regalo divino.
viernes, 19 de febrero de 2010
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