jueves, 6 de octubre de 2011

Amar con los brazos abiertos

Amar con los brazos abiertos,

Amar con las manos rotas,

Amar con la frente sangrando,

Amar con el pecho herido…

Amar con los pies, polvorientos pies de peregrino, atravesados por un clavo…

Amar a los que tanto dolor te causan…

Amar como Cristo, como Cristo en la Cruz.

Cuanto más oscura es la noche

Cuanto más oscura es la noche…

Cuando parece que ya no puede ser peor…

Cunado la tristeza apaga incluso las estrellas del firmamento…

Entonces aparece la primera luz.

Entonces amanece.

Se viste el horizonte de la sangre de la Cruz

No inventamos nada. Ya se encargó Uno de eso.

Nosotros no hacemos más que jugar… Somos niños que juegan con fuego y se queman.

Y lloran llamando a mamá… María consuela a sus hijos.

Nos asomamos al abismo. Sentimos vértigo. Sin querer, nos caemos al vacío… caemos, caemos… hasta que unos brazos nos alcanzan y sostienen.

Paz

En un momento el hombre se asoma al balcón y ve las luces en la noche. El viento sopla frío, pero con una extraña y cálida suavidad. Su contacto inflama el alma de vida y borra las sombras del corazón. Entonces el hombre ve las estrellas, escucha el silencio y siente paz. Nota, pues, su pequeñez, puesta en pie frente al Universo, el infinito Universo. Todo su ser, sereno, no desea ahora grandezas. No hay realmente deseo alguno, como tampoco temores. Todo es lo que es, tal cual es, y eso basta. En ese instante no existen, por un segundo, el pasado ni el futuro. Sólo la plenitud del ser y un puñado de estrellas cantando la grandeza de Dios. Asómate, pues, al balcón, ahora que se acerca la primavera. Asómate, mira al cielo, y respira hondo.

Mirando por la ventana

Se pasaba los días mirando por la ventana, con el rostro serio. Sus ojos podrían haberse aprendido las montañas que tocan el cielo en lontananza, de tanto mirar. Hoy las nubes se arremolinan como nata en un pastel. El sol las ilumina entusiasta. Las aves vuelan de un lado para otro persiguiéndose entre ellas, discutiendo en su idioma, como si tuvieran cosas importantes que decir… Por la noche saldrán las estrellas, pero él no podrá verlas desde su ventana, porque en Madrid no brillan las estrellas. No brillan las estrellas en la noche madrileña… Le pesa el mundo entero, allá donde mira ve dolor… pero más que nada le pesa que una garza que conoce sea dura de corazón. Es la misma historia repetida trillones de veces… y sin embargo, él la siente como si nunca nadie hubiera llorado antes la indiferencia de una mujer.

Todo es tan lejano

Todo es tan lejano… De pronto, todo es tan lejano…

Hacer las cosas con el corazón en la mano…

Y encontrarse con que todo parece alejarse…

Y pensar que la vida sería sencilla si fuéramos honrados…

Pero se hace una montaña, con la vida hundida bajo lo nevado…

¡Qué sencillo sería todo, si fuéramos honrados!

Todo es tan lejano… De pronto, todo es tan lejano…

A pesar… muy a pesar…

De hacer las cosas con el corazón en la mano.