Cuanto más oscura es la noche…
Cuando parece que ya no puede ser peor…
Cunado la tristeza apaga incluso las estrellas del firmamento…
Entonces aparece la primera luz.
Entonces amanece.
Se viste el horizonte de la sangre de la Cruz
No inventamos nada. Ya se encargó Uno de eso.
Nosotros no hacemos más que jugar… Somos niños que juegan con fuego y se queman.
Y lloran llamando a mamá… María consuela a sus hijos.
Nos asomamos al abismo. Sentimos vértigo. Sin querer, nos caemos al vacío… caemos, caemos… hasta que unos brazos nos alcanzan y sostienen.