-No dejes de cantar... – le dijo. – Hay quien necesita esperanza.
Y aunque lo perdió todo, aunque en su alma sólo hay dolor, desde aquel día el cantante no ha dejado de cantar.
Canta al amanecer.
Canta a mediodía.
Canta al anochecer...
Canta cuando está alegre (rara vez) pero, sobre todo, canta cuando no quiere cantar; cuando la voz no quiere salir, cuando se le parte el alma... Canta cuando tiene ganas de llorar.
Canta para cumplir con su deber.
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