viernes, 31 de julio de 2009

El cielo y los montes

Por la ventana asoman las tierras aradas del Norte de Castilla. Cerca de Portugal, tierras amarillas.
El Espíritu sopla donde quiere y hoy me enseña una cosa más.
Por la ventana asoman los horizontes, los montes azulados, al final de lo que el ojo ve.
Parece que se encendieran desde abajo dividiendo el cielo, también de su color, por donde ellos quieren.
Por la ventana asoma el horizonte y el horizonte es futuro.
El Espíritu sopla donde quiere y hoy sopla en el corazón y la voz de un viejo sacerdote.
Se balancean las hojas de los árboles que rodean el huerto al son de Dios.
El Espíritu trae consigo la vieja razón, la verdad nueva para el poeta perdido, escritor abatido.
Por la ventana asoman los horizontes y un viejo sacerdote habla de tiempos futuros.
El futuro es siempre mejor para el que cree.
Por eso miramos tras la ventana horizontes de las tierras castellanas.
Se alzan los montes dividiendo el cielo por donde ellos quieren, pero es el cielo quien marca el horizonte... El Cielo y no los montes.

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