La mirada relajada y las manos en tensión.
La franqueza de los ojos sin nada que ocultar.
La firmeza en el trabajo, aunque haya un temblor.
La boca bien cerrada, que espera para hablar,
las palabras de quien dijo... “Trini, déjale volar.”
La mirada relajada y sin nada que ocultar,
hay firmeza en el trabajo, en las manos hay acción
y la boca, aún cerrada, presagia que al hablar
los cimientos temblarán... “Trini, déjale volar.”
-Vamos, vamos... a otro libro publicar...
por los niños esclavos, por los pobres,
por solidaridad y para aprender a amar.
-Vamos, vamos... que es la hora de marchar...
...y Mamina fue sus alas, y le dejó volar.
viernes, 31 de julio de 2009
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