¿Qué fue lo de anoche Señor?
El corazón empezó a golpearme el pecho como un martillo.
La conciencia hizo ruido de angustia...
¿Me ponías a prueba?
Señor, quizá me confiaste la verdad sobre mi vida y no pude soportarlo.
Me atormentó ver al Maligno tras mis acciones, a tal extremo que no pude aguantarlo.
Perdí el sueño y me enervé. Cada imagen, cada idea, todo se mostraba impregnado del hedor del Mal. Como si el Demonio mismo hubiera movido mis manos.
Trabajé para el Mal tanto tiempo que la culpa pesaba como plomo.
Con el estómago apretado me levanté de la cama, huí de aquella carga... En vez de refugiarme en Ti... y pequé, pequé por no buscarte, pequé hasta que el avance de la noche hizo pesados los párpados...
Sólo entonces, sólo cuando la culpa pesó menos que el sueño, pude cerrar los ojos y descansar un rato. Luego perdí una mañana entre ensoñaciones y ahora, en la nueva noche, escribo estas líneas buscándote, Señor.
¿Cuántas veces más tendré que levantarme del suelo místico?
jueves, 30 de julio de 2009
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