jueves, 30 de julio de 2009

Esto no es un relato policíaco

-Olvídate del cómo – protestó el veterano inspector. – Los del laboratorio no resolverán el caso. Nos darán unas pocas pistas, a lo sumo. El cómo sólo sirve para descartar ideas erróneas.

-Pero se supone que...

-Busquemos los porqués... ¿Por qué una prostituta cocainómana en la escena del crimen? ¿Por qué llamó a la policía el botones novato, el último mono del motel? ¿Por qué nadie vio salir ni entrar a nadie, aparte de la puta, el muerto y el propio botones que nos llamó?

-Según los del laboratorio los cinco disparos fueron efectuados a escasa distancia...

-.... y la víctima tardó horas en morir. Para eso no hace falta un laboratorio de última generación. Cualquiera con un poco de vista lo hubiera deducido al instante, Juanillo.

El inspector se rascó la cabeza. Estaban solos en el enjuto despacho. Unos nudillos llamaron a la puerta, e inmediatamente después la mano abrió. Asomó una cabeza sin pelo en lo más alto.

-Goyo, ¿qué tal va el caso de la puta y el fiambre?

-Lo tengo resuelto, sólo hace falta que los chavalines del laboratorio confirmen mi teoría.

Juanillo casi se cae de la silla.

-Pero ¿cómo? Si apenas hace unas horas que le asignaron el caso. Apenas hemos tenido tiempo de observar el escenario y de cotejar algunos datos....

Los dos veteranos rieron de buena gana.

-Fran, te presento a Juan Jiménez. Juanillo, el inspector Francisco de la Costra. Estaba aquí cuando aún no se había construido el edificio....

-¡Pero si llegué poco después que tú!

-Por eso, yo ya estaba aquí cuando esto era un solar...

Las carcajadas de los otros no tranquilizaban a Juanillo, un imberbe principiante. Le parecía que estaban faltándole al respeto al muerto. Si no fuera por la consideración que siempre había tenido a los veteranos, les habría imprecado por su poca profesionalidad.

-Os invito a algo en el bar – dijo Francisco.

-No lo tendrás que repetir dos veces...

-¿Pero...? Y el caso ¿qué?

-¿Qué? ¿Qué de qué? Mira chaval, si quieres puedes quedarte aquí hasta que los del laboratorio traigan los resultados. Pero si te aburres de esperar, estaré en el bar tomándome unas cañas bien frías.

Los veteranos dejaron al novato en el despacho. Mientras bajaban en ascensor, a Fran le picó la curiosidad.

-Dime, ¿fue la puta?

-Esa era, a priori, la posibilidad más plausible. Pero no, no fue ella. Al fiambre le pegaron cinco tiros. Fue su hijo.

-¿Su hijo?

-El botones.

-¿Estás seguro de que el botones era su hijo?

-¿Apostamos?

-No... mejor no.... ¿Viste el partido?

-Por supuesto. Pero menudo robo...

-Bueno, bueno... vosotros siempre culpando al árbitro...

Tres cuartos de hora más tarde, Fran y Juan se iban por la tercera ronda, y estaban de mejor humor que al principio. De la nada surgió Juanillo, con una carpetilla entre las manos y una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Mire lo que he encontrado!

-Déjalo, Juanillo, no tengo el cuerpo como para ponerme a leer expedientes...

-Está bien, se lo diré yo: Carla era prostituta de lujo hace diecisiete años. Pagaban auténticas fortunas por estar con ella. Debía de estar realmente buena... la foto está desgastada... Bueno, el caso es que quedó embarazada y tuvo un hijo... que dio en adopción....

-¿Y?

-Bueno, del hijo no sé nada, pero he apreciado una caída en picado. Quiero decir, que empezó a consumir drogas, fue detenida varias veces por posesión... además, poco a poco se volvió problemática... ha sido denunciada una decena de veces: por agresión, por robo...

-¿Y? Mira Juanillo, o me cuentas directamente el final, o no me cuentes nada. ¡Pero no me aburras!

-Señor, Carla llegó a acuchillar a un cliente... no le mató, ni mucho menos, pero ya mostraba una conducta agresiva bajo el efecto de las drogas...

-¡Al final!

-Está bien, está bien... Creo que fue Carla. Ella le mató.

-Le mató la puta – afirmó en tono ambiguo Fran, e inmediatamente se puso a aplaudir teatralmente. – El tío es bueno...

-Sí... apenas ha necesitado leer un expediente para darse cuenta de que las putas sufren, coquetean con las drogas, se meten en problemas... y con el paso de los años, al tiempo que se vuelven viejas pellejas, degeneran y pasan de ser putas de lujo a putas baratas que te hacen una mamada a cambio de una raya de coca.

-Juanillo... Te llamabas así, ¿no? Presta atención: Antes de judgar la bondad o maldad de las personas, ponte en su lugar. Así medirás mejor, podrás calibrar hasta dónde sería capaz de llegar. Es obvio que la pobre mujer sentía asco por sus clientes. Y no me cabe duda de que con el tiempo el asco se transformó en un profundo odio... eso explica la agresión con cuchillo de la que hablas. Pero, sin haber visto el expediente, me apuesto lo que quieras a que el mismo arma lo utilizó para preparar las rayas que se había esnifado minutos antes... En cambio, en el caso del asesinato que estáis investigando hay una pistola. Y, por lo que sé, al menos se dispararon cinco balas. A bote pronto, algo no encaja. ¿Sabes tú cómo hacerlo encajar?

-No.

-Pues aparta esa idea de la puta asesina.

-Entonces, ¿Carla es inocente?

-Yo no he dicho eso.

-Pero bueno, ¡o es inocente, o es culpable!

-Juanillo, llevas un mes cayéndome bien... pero hoy te estás haciendo el pesado. Deja de hablar de trabajo... y tú, Fran, no le des coba.

-Goyo... señor, dice que ya ha resuelto el caso... si no fue Carla... ¿quién fue?

-Por un momento, Juanillo, pensé que te ibas a arrancar y me hablarías de tú. Está claro: al cerdo lo mató el hijo de puta.

-Al cerdo... Habla metafóricamente... o literalmente...

-¿Recuerdas cómo se llamaba el botones?

-Era algo como.... Nosequé Alamillo.

-Pues el señor Nosequé era hijo de la puta. Él le mató. El cerdo muerto era un putero compulsivo. Trabajaba en otra ciudad y siempre que venía aprovechaba para llevarse a Carla a su habitación. Estaba con Carla porque ella era barata. Esto contesta a una pregunta que todavía no te has hecho: ¿Qué hacía una mujer como Carla prostituyéndose en un hotel de lujo? La respuesta es sencilla: La empresa del muerto pagaba la estancia... pero esto no incluía las putas. Hasta ahora, ¿alguna duda?

-No...

-Perfecto. Ahora analicemos por encima el crimen: Nadie vio entrar o salir al asesino, a no ser que el asesino fuera Carla... o el botones. En ese hotel se cuidan muy mucho de saber quién entra o sale de la habitación. Esto reduce el crimen a dos posibles sospechosos, o la puta o el otro...

-A menos que el asesino hubiera planificado el crimen al dedillo y todo le saliera como lo tenía planificado.... – interrumpió Juanillo.

-Pues entonces no hay más que quitarse el sombrero y aplaudir... ya que a pesar de pegarle cinco tiros y prácticamente a bocajarro, el otro no murió en el acto... De hecho murió en el hospital, horas más tarde... Para estar perfectamente planificado, la víctima casi sobrevive... No señor, no hay una planificación perfecta más una ejecución mediocre... No así.

-Y ¿por qué no fue Carla?

-Porque Carla era incapaz de planificar nada....

-¿Pero no decías que no había planificación...?

-Perfecta. Lo que no hay es una planificación perfecta. Pero el mero hecho de que hubiera una pistola y cinco balas ya indica una planificación mayor de la que podía tener Carla, que en el momento del asesinato se encontraba, por cierto, vomitando coca, alcohol y otras sustancias, en el cuarto de baño.

-¿Cómo aseguras que justo en ese momento estaba en el cuarto de baño vomitando, y no antes o después?

-Pues por el sencillo motivo de que estaba tan puesta que no pudo haberlo planificado, ni calculado. Los análisis revelan tanto alcohol y drogas en la sangre como para matar un caballo... – Goyo bebió un sorbo de cerveza. - ¡Puaj! Ya se me ha calentado. Se acabó. Vete al despacho y llámame cuando lleguen los del laboratorio....

-Pero, señor, aún hay cosas por aclarar.

-¡Esto no es un relato policíaco! No me voy a poner a soltar peroratas... Te he dicho que se ha acabado y punto.

Tremendamente decepcionado, Juanillo se alejó cabizbajo. Goyo había tenido bastante claro el caso hasta ese mismo momento, pero entonces empezó a sentir una comezón que se hac...

-¡Que no, pesado, que esto no es un relato policiaco! ¡Que ya está, que se ha acabado!

Está bien, está bien.... Se acabó (¡qué carácter!).

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